Semana Santa de Tradiciones








Emotivas son las jornadas de Semana Santa que se viven en ocasión de la celebración de estas fechas de marcado fervor religioso entre los bolivianos, que por miles se vuelcan a las calles a vivir la Pasión y posterior Resurrección del Hijo de Dios.

Los actos preparados por la Iglesia Católica se inician el Domingo de Ramos, conmemorando el triunfal ingreso de Jesús en Jerusalén sentado en el lomo de un burrito, —como muestra de humildad— y la tradicional bendición de las "palmitas", tejidas por hábiles floristas, que sirven para proteger de todo mal a los fieles durante el año.

Sin embargo, la ceremoniosidad y recogimiento se dan a partir del Jueves Santo, fecha en que se recuerda la Última Cena de Jesús con sus apóstoles, y día en que se estila visitar 7 o 14 Templos para venerar el Monumento al Santísimo, donde se encuentra el cuerpo y la sangre de Cristo representados en el pan y el vino; los Templos acostumbran cubrir con paños morados la mayoría de los altares “menores” donde se encuentran Santos y otras advocaciones.

El luto riguroso manda a la hora de asistir por la noche a los actos litúrgicos y la visita a las “14 Estaciones”, como se llama a los 14 Templos que deben ser visitados, aunque también se permite visitar sólo a 7. A la mañana siguiente, se acompañará la Solemne Procesión que recrea la Pasión y muerte de Jesucristo.

Una de las costumbres, vigentes hasta hace poco, obligaba a mantener el debido respeto de la ciudadanía en estos días en los que no está permitido organizar ningún tipo de festejos. Hasta hoy en día los religiosos, —generalmente extranjeros— no permiten el ingreso a sus templos a jovencitas que vistan con generosos escotes, falditas cortas, ni pantalones, por considerarlo como una falta de respeto para con la solemnidad de la fecha.

Hace no más de dos décadas todavía, las radioemisoras y el canal de televisión estatal “pasaban” solamente música sacra o clásica, nada cantada. Nuestros abuelos, muy estrictos, no permitían tararear siquiera una canción. Acorde a esta actitud, las salas cinematográficas sólo exhibían películas de la pasión de Cristo, o de aquella época como El Manto Sagrado, Ben Hur y Barrabás; y por ordenanza municipal, se cerraban todos los lugares de diversión, como confiterías y boliches de la ciudad, tradición rota hace una década por una conocida cadena de restaurantes con la marca del elefante; aunque aún se impide la venta de bebidas alcohólicas.

La llegada de la Semana Santa en Bolivia y particularmente en la ciudad de La Paz es esperada con ansias, porque también es una oportunidad para saborear comidas propias de estas fechas. Infaltables son los “siete platos”, la fruta de la temporada y las “masitas”.

Pese a que los días de Semana Santa están marcados por el ayuno y la abstinencia, los paceños se han dado modos para darse un banquete de comidas que no contengan carne roja —aves incluidas—, desde preparados livianos como el arroz con leche, compota de duraznos y ricas "humintas", hasta deliciosas comidas que aparecen sólo para esas fechas, como el delicioso "ají de cochayuyo", o el "ají de bacalao" (pescado deshidratado traído desde Noruega), acompañados de papas y thuntas "ph’alas"; queso “humacha”, “carbonada” de zapallo, o sopa de camarones, que la familia boliviana degusta junto a un diverso menú de platos a base de pescados y mariscos. Junto a las frutas de la estación: uvas, peras y “pacayas”.

Una variedad "masitas" y "fruta seca" se saborean en Semana Santa, maicillos, roscas, bizcochos y "dulce empanadas", evocando a las que se adquirían en las ferias de los mercados Lanza y Rodríguez, que otrora fueran popularizadas por la famosa "Chock’a", Doña Antonia Vda. de Silva; "Gumicha", Doña Gumercinda Vda. de Valenzuela; "Llanta baja", Doña Alicia Borda y “Doña Florentina”, famosa por la venta de "llauchas" en la calle Zoilo Flores, —hoy todas ellas desaparecidas— que al filo de sus vidas, supieron sabiamente heredar recetas y “saberes” a familiares y allegados, a fin de que aquellas delicias pervivan en nuestras mesas.


Javier Escalier Orihuela es Presidente de la Cofradía del Señor de las Caídas