Semana Santa en la ciudad de La Paz
La Semana Santa y sus actos litúrgicos se remontan en
nuestro país a los tiempos de la colonia. La Procesión del Santo Sepulcro
partía de la Iglesia de La Merced y recorría los alrededores de lo que se
constituye hoy en el casco viejo de la ciudad de La Paz, vale decir las calles
que circundan “la Plaza” principal. El “Cortejo fúnebre” se iniciaba al final
de la tarde y estaba encabezado por indígenas que llevaban consigo grandes
cirios para iluminar la noche, seguidos por la “sociedad” paceña de ese
entonces.
Según el libro de “Añejarías paceñas”, escrito por Ismael Sotomayor, la Imagen del Señor del Santo Sepulcro que solía salir los primeros años en Procesión, fue reemplazada por otra nueva traída por una familia acomodada de apellido Gurruchaga Ruiz desde Roma, “pintada al natural con los detalles más ínfimos” que fue acomodada en una lujosa y ornamentada urna que hasta el día de hoy acompaña la Procesión que año tras año sale del Templo de La Merced, fundado en 1570 por la Orden de los Mercedarios.
La Imagen del Cristo muerto más pequeña, presumiblemente fue llevada en el siglo XVIII a la Iglesia de la zona de Churubamba, (Plaza Alonso de Mendoza) de donde sale una de las más tradicionales procesiones del Viernes Santo.
Posteriormente, según el libro de Sotomayor, a la
muerte de estos fervientes devotos, sus descendientes, Laureano y Francisca
Romecín, siguieron con dicho culto, encargando en Europa una nueva Imagen de la
Virgen Dolorosa para que acompañe a su Hijo durante aquella “Vía Crusis”.
Sin embargo, aquellas imágenes traídas de Europa y
realizadas en bronce fundido como relata el libro, han desaparecido,
seguramente en el periodo en que el templo cerró sus puertas, debido a
convulsiones sociales en el siglo pasado, siendo en algún momento
intercambiadas, como lo ha corroborado en su momento un equipo de restauradores
dependientes del entonces Viceministerio de Cultura -hoy Ministerio de
Culturas-, que tras un análisis y toma de rayos X de las Imágenes, ha constatado
que las actuales están hechas de madera maguey y un lienzo parecido al tocuyo,
su desaparición es hasta ahora un misterio.
Posteriormente a dicha Procesión fueron añadidas otras
“Andas”, como la del “Señor de la Sentencia” el “Señor de las caídas” y el “Paso
del Calvario”, que fueron llevados en sus inicios por monaguillos de la
Parroquia, han sido sustituidos por las “Hermandades y Cofradías”, que cargan
las pesadas “Andas” enfundados en túnicas con los rostros cubiertos, devotos
encargados también del cuidado de las imágenes a lo largo del año.
Las Fuerzas Armadas y Policía Nacional suelen ser las
encargadas de escoltar cada una de las Imágenes, y sus bandas de guerra, le dan
el marco musical solemne a esta celebración interpretando tristes “boleros de
caballería” que datan de la guerra del Chaco y marchas fúnebres que sólo se las
puede apreciar en Bolivia, contrastando con los redobles de tambor que conducen
las Imágenes en España.
El tiempo de lluvias ha sido inclemente con esta
Procesión, de ahí que no es nada raro encontrar a lo largo de su recorrido
varios lugares de refugio para las Imágenes; por si les encuentra una fuerte
lluvia durante el recorrido, están los Templos del Carmen, Santo Domingo, San
Sebastián, San Francisco y la Catedral, aunque en la mayoría de los casos tan
sólo se ha tenido que acudir al paso raudo.
Una de las costumbres, vigente hasta hace poco, instaba
a mantener el respeto de la ciudadanía, evitando realizar cualquier tipo de
festejos; las radioemisoras y el canal de televisión estatal “pasaban” solamente
música sacra o clásica y las salas de cine exhibían películas de la pasión de
Cristo, o clásicas como El Manto Sagrado, Ben Hur y Barrabás; por ordenanza
municipal, se cerraban los centros de diversión, confiterías y boliches de la
ciudad, tradición que fue rota hace más de una década por una conocida cadena
de restaurantes reconocida por la imagen del elefante; a esto se acaba de sumar
la decisión de la Gobernación de La Paz, de abstenerse a emitir el tradicional
auto de buen gobierno que impedía la venta de bebidas alcohólicas y de alguna
manera promovía el recogimiento espiritual.
Gracias a la globalización y el desapego a las tradiciones en el mundo entero, la Semana Santa se ha convertido en una excusa para escapar frenéticamente de la agitada vida citadina; será por eso que a la par, en Viernes Santo, mientras unos se apresuran para llegar a tiempo a la Procesión del Santo Sepulcro, otros hacen largas filas, guitarra al hombro, para ir a “respirar el aire puro”, lejos del bullicio rumbo a Mallasa, Valencia o Achocalla.
Pese a todo la Semana Santa en Bolivia, con todas sus
tradiciones, no hace más que recordarnos que el hijo de Dios vino a este mundo
para morir en la cruz y resucitar, para que a través de esta prueba sean
perdonados nuestros pecados y podamos alcanzar la vida eterna.
* Javier Escalier Orihuela es un ciudadano paceño.
Una anécdota ocurrió
durante la gestión del presidente Jorge Tuto Quiroga, cuando "los movimientos sociales liderados por
el entonces líder cocalero Evo Morales" amenazaban con irrumpir
durante los actos de la Semana Santa, un conductor ebrio arremetió su vehículo
de transporte público sobre los asistentes a la altura de la avenida América,
iniciando una estampida que desembocó por la calle Evaristo Valle –todavía
abierta al tráfico vial-, provocando gritos y espanto en los ya susceptibles
asistentes, que no dudaron en poner los pies en polvorosa, dejando solitarias a
las imágenes de la Procesión en medio de una desierta Plaza Pérez Velasco y
alrededores; por supuesto que se tuvo que evacuar al presidente y su comitiva y
del desbande no se salvaron ni los curitas, ni la Banda Eduardo Caba, que fue
la primera en escapar despavoridamente.
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